A veces, la proximidad nos resulta insultante, incómoda. Otras veces, como en esta ocasión, por el contrario, nos agudiza los sentidos, nos causa placer. Sierra Nevada y su cómplice, el Albaicin, a tiro de zoom, nos embarga de esta sensación.
Y solo entonces, solo, podemos comprender los versos grabados en el muro al pie de la Torre de la Vela del poeta Francisco de Asís de Icaza: "Dale limosna mujer / que no hay en la vida nada / como la pena de ser / ciego en Granada"
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